jueves, 18 de agosto de 2011

Los dos entierros de Claude Herviant




Llegó a mis oídos la historia de este hombre, Claude Herviant, y me pareció tan curiosa que enseguida me puse a buscar información. Me asaltó el recuerdo de una fantástica película, "Los 3 entierros de Melquíades Estrada", de Tommy Lee Jones. La realidad, normalmente, supera la ficción.

Claude era un poeta y cineasta francés, "Eterno nómada", apasionado de las culturas indígenas. En 1989, mientras rodaba su última película, murió en un accidente de coche en La Guajira, Colombia, donde viven los wayúu. Rodaba un documental sobre la tribu y se dirigía a grabar unas escenas de un sepelio cuando se accidentó. Finalmente las escenas que aparecen son, por deseo suyo, las de su propio entierro. La familia respetó su deseo de ser enterrado allí donde le sorprendiera la muerte y los capitostes de la tribu pasaron 3 días con sus 3 noches deliberando con los espíritus si Herviant era digno de pasar la eternidad en sus tierras sagradas. El veredicto fue positivo, pero con reservas: de los dos entierros que llevan a cabo los wayúu, él sólo sería digno de uno.

He estado leyendo bastante estos días sobre esta tribu, sobre sus dos entierros con la consiguiente exhumación de los restos, podría meter un rollo alucinante pero intentaré ser breve y concisa:

A- Los wayúu realizan un primer entierro con su consabida fiestorra cuando alguien muere.
B- El alma del difunto se va al más allá, donde espera el segundo entierro para morir también en ese plano espiritual.
C- En el segundo entierro, tras la exhumación del cadáver, se retiran todos los restos de carne de los huesos y se dejan pelados como el hueso de una aceituna, para separar definitivamente el alma del cuerpo y que el espíritu pueda al fin descansar, enterrado en otro cementerio.
D- Durante la celebración se sacrifican vacas, ovejas y chivos y todos los asistentes comen su carne y beben chirrinchi durante ocho días, aprovechando el momento para llorar y despedirse (alguno seguramente despotricará) del muerto.

Claude Herviant sólo tuvo los honores del primer entierro, pero al cabo de 21 años......hartos de ver pasearse a Claude por el poblado durante todos esos años, deciden otorgarle el privilegio de un segundo sepelio, más que nada para que vaya tirando para casita y les deje vivir en paz...era una auténtica alma en pena.
Se pusieron en contacto con su mujer, que vivía en Francia, pidiéndole por favor que accediera a la liturgia de la exhumación y descarnación de la osamenta, para que todos vivieran más tranquilos, empezando por su marido.
Junto a su hijo Manuel tomaron un avión y nunca imaginaron lo que iban a tener que presenciar. Corrieron con los gastos del ganado, aquello se llenó de gente, la exhumadora empezó su espeluznante ritual ante la asombrada mirada de los familiares. Sacó al muerto de la tumba, abrió la desvencijada caja, retiró los restos de ropa, luego cuidadosamente limpió los huesos hasta dejarlos totalmente limpios de carne y así separar al fin el alma del cuerpo. Después de 21 años, nadie puede estar demasiado guapo, por más estética y más botox que se haya puesto. Tras el segundo entierro todo volvió a la normalidad, a la calma, no más noches en vela, no más noches viéndole pasear por el poblado....¡¡¡ahora era la mujer la que tenía pesadillas después de haber visto semejante acto macabro!!!.
























7 comentarios:

  1. Oh, qué buena historia.

    Pues no sé qué habrá por el aire, porque además del post sobre cementerios he estado pensando en cómo serían mi muerte y entierro si pudiera elegir (es que el rollo ese del velatorio, misa y tal me da una grima tremenda).

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  2. Hay gente que ni muertos nos dejan en paz, son de un pesado igual que cuando estaban vivos.

    Besos.

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  3. Hostiaputa!
    Los franceses es que son de un tiquismiquis...

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  4. Muy interesante lo que cuentas, para algunos la muerte se celebra como si fuera una fiesta con comida, bebidas y música, son verdaderos agazajos donde se riende tributo de otra manera, para otros como es normal llenos de tristeza. No sabría decir cual preferiría, no quisiera que sufran mucho por mí pero sí que sientan de alguna forma la perdida que sería como corroborar que había algo de cariño pero de ahí a que se lo pasen mal por mucho tiempo tampoco, que quede un bonito recuerdo solamente. Sobre el tipo de muerte preferiría que me hagan cenizas y las arrojen al mar. Un cuerpo pudriéndose lentamente no me parece un buen final. Un abrazo.

    Mario.

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  5. ¡Ostras, qué historia más alucinante! Me ha sonado muy del estilo de "Pedro Páramo", el muerto paseándose por la aldea reclamando un segundo entierro... in bis funerario. Leí un relato de Ambrose Bierce sobre un espíritu protestón pero ese estaba mucho más cabreado porque no lo habían enterrado ni una sola vez. Muy bueno. Kisses. Borgo.

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  6. Lobo: yo tb le doy vueltas últimamente, no sé si debe ser la edad, pero lo tengo claro, lo he repetido por activa y por pasiva: nada demisa, sonarán los Ramones, luego q se vayan todos de birras y mis cenizas enterradas bajo un olivo milenario de los Ports de Besseit (para seguir viva de algún modo, aunque sea como abono, qué coño!).

    TORO: sí que los hay pesados, sí...pero a este pobre hombre lo habían dejado en el limbo, eso es feo!!.

    Esgarracolchas: no sé si son tiquismiquis, pero cochinos un rato largo, te lo digo con conocimiento de causa. Kisses tío.

    Mario: cuando pude ver los cementerios de Guatemala aluciné, no hay tanto colorido ni en un desfile de la petarda de Ágata Ruiz de la Prada. Hay q relajarse un poco con la muerte, total, no es nada....es nada.

    Zueras: lo que no hayas leído tú, tío....no tienes fondo!!! Kissesssss.

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  7. http://www.eltiempo.com/entretenimiento/tv/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12265013.html, es la verdadera historia, contada por el director del documental quien fue un gran periodista.

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